Alejandro Fuller Jofré

Hijo de don David Fuller Anderson y doña Rosa Jofré, Alejandro Fuller Jofré nació en la ciudad de Valparaíso aproximadamente en el año de 1855. Al iniciarse el conflicto con Perú y Bolivia en el año de 1879, no dudó en alistarse desde el inico de las acciones en las filas del ejército chileno.

Alejandro Fuller Jofré
Es así como en el mismo año de haberse iniciado la guerra, con el grado de subteniente, se embarca rumbo al norte de Chile junto con su regimiento el Segundo de Línea (actual Regimiento de Infantería Nº2 Maipo), al mando del Teniente Coronel don Eleuterio Ramírez.

En la siguiente fotografía, tomada en el año de 1879, por el fotógrafo EDUARDO CLIFFORD SPENCER antes de la batalla de Tarapacá, se puede observar a la oficialidad del Segundo de Línea.


Regimiento 2° de Línea

Primera fila: Subtenientes Carlos Arrieta Cañas, Pedro María Parraga (**), Abraham Valenzuela, José Tobías Morales (*), Alejandro Fuller; Capitán Bernardo Necochea (**), Subtenientes Clodomiro Bascuñán (*), Ramón Jarpa y Salustio Ortiz.
Segunda fila: Subtenientes Manuel Larraín (**), abanderado Telésforo Barahona (*), Capitán José Ignacio Silva (*), Cirujano Julio Gutiérrez, Capitán Diego Garfias Fierro (*), Comandante Eleuterio Ramírez (*), Sargento Mayor Miguel Arrate Larraín, Capitán Emilio Larraín (**), Sargento Mayor Liborio Echanez, Capitán Pablo Nemoroso Ramírez, Subtenientes Aníbal Carretón y Manuel Luis Olmedo (**).

Tercera fila: Cantinera (*), Sargento Mayor Daniel García Videla; Subtenientes Belisario Zelaya, Caupolicán Santa Cruz, Teniente Joaquín Arce, Subteniente Carlos Gaete Vergara, Sargento Justo Urrutia, Subtenientes Telésforo Guajardo (*), Emilio Herrera Dueñas (**), Emilio Vijil; Teniente N. Reyes Campos, Subtenientes Francisco Lagos Zúñiga, Aarón Maluenda, Víctor Lira Errázuriz (**); Tenientes Pedro Nolasco Canto, Jorge Cotton Williams (*); Subtenientes Belisario López (*), Enrique Tagle Castro (**); Teniente Abel Garretón (**), Subteniente Ricardo Bascuñán Valdivieso (**), Teniente Roberto Concha. Falta el segundo comandante, Bartolomé Vivar (**).

(Con (*) los muertos y (**) los heridos durante la batalla de Tarapacá)

Este combate fue desastroso para las fuerzas chilenas, donde se contabilizaron 516 muertos y 179 heridos. Específicamente, dentro del segundo de línea perdieron la vida su Comandante, el teniente coronel don Eleuterio Ramírez; teniente coronel 2º jefe, don Bartolomé Vivar; capitanes Diego Garfías Fierro, Ignacio Silva y José Antonio Garretón; teniente Jorge Cotton Williams; subtenientes, Telésforo Guajardo, Belisario López, Clodomiro Bascuñán, Telésforo Barahona, José Tobías Morales y Francisco 2º Moreno.

En marzo de 1880, en el paquete Maule, llegan a la ciudad de Valparaíso los restos de Eleuterio Ramírez, para ser conducidos hacia Santiago. En el trayecto, recibe homenajes en la ciudad de Llay Llay. De acuerdo a lo consignado en el "Boletín de la Guerra del Pacífico" del 31 de Marzo de 1880 (año I, N° 30), de donde extraemos la siguiente cita textual:

"A las nueve i media de la mañana del día siguiente, el señor Intendente Altamirano despedía en la estación del Barón de Valparaíso, el convoi portador de los nobles restos, que se ponían en marcha con dirección a Santiago.

El convoi se detuvo en Llai-Llai para recibir una corona que los vecinos de aquel pueblo dedicaban a los mártires i otra corona especial que a su antiguo jefe consagraba el subteniente del segundo de línea don Alejandro Fuller. "

Durante la guerra, Alejandro Fuller Jofré participó en los siguientes combates
Antes de la batalla de Tacna, tenemos sus cartas, escritas a su madre, doña Rosa Jofré, donde relata sus experiencias y el ánimo que existía dentro de la tropa antes del enfrentamiento. Durante este combate (Tacna), el Subteniente Fuller sufrió heridas, tal como se indica en la siguiente relación:


Muertos:
  • Capitán, don Francisco Olivos.
  • Subteniente Echeverría.
Heridos:
  • Sargento Mayor don Abel Garretón.Capitán, don Roberto Concha.Tenientes, señores Manuel Luis Olmedo y Pedro María Párraga.Subtenientes señores Alejandro Fuller, Carlos Arrieta, Manuel Vinagre, Rodolfo D. Ramírez, José Sabino Aguilera, Tomás Valverde, Guillermo Vigil, Manuel J. Necochea y Alejandro Gacitúa.


  • Muertos de tropa……………….. 28
  • Heridos de tropa……………….. 185
Lo anterior queda refrendado en las siguientes líneas que extractamos del relato de un testigo de dicha batalla.



"Eran las 11 h. 29 m. A.M.
El comandante Gorostiaga manda de frente, guía al centro i el cuerpo marcha al campo de la gloria sereno i tranquilo. La tropa iba vestida de brin i los oficiales de negro, como para indicar al enemigo que podían apuntar bien, pero que estaban dispuestos a disputar la victoria.

A quinientos metros de la línea chilena, el n°1 de Coquimbo se desplegó en guerrilla i bajo un fuego mortífero empezó su marcha de avance, sin disparar un tiro. Caían oficiales i caían soldados, pero no era posible hacer uso de los rifles, porque delante estaban el Santiago i el 2°, a los cuales se temía herir.

En tanto, el enemigo avanzaba i avanzaba siempre: su tropa asesinaba a los heridos a nuestra vista, el subteniente Fuller del 2° recibía, herido como estaba, dos culatazos en la cabeza, que felizmente no fueron mortales.

El Coquimbo marcha entonces al trote, i rebalsando la línea del 2° i Santiago se encuentra a doscientos cincuenta metros del enemigo, que viendo un nuevo cuerpo, detiene su avance. El comandante a su vez, toca alto la marcha i fuego."

También consta en el parte donde el comandante don Estalisnao del Canto hace la relación de la batalla de Tacna.

Su carrera militar no termina con el conflicto de la guerra del Pacífico. Durante la revolución del año 1891, Alejandro Fuller Jofré, a esas alturas Sargento Mayor del ejército, participa defendiendo al gobierno del Presidente José Manuel Balmaceda bajo el mando del Coronel Miguel Arrate Larraín, tal como consta en "Memorándum de la Revolución de 1891, por un ayudante del estado mayor general (Carlos Rojas Arancibia, 1892).

El coronel Arrate y el mayor Fuller habían combatido juntos durante el conflicto de la guerra del Pacífico.

Por otra parte, de una narración del teniente Vital Campos Mora, extraemos algunos párrafos, cuando escapando de las derrotas sufridas durante la campaña del norte, llega a Arica y Tacna con el objeto de rearmarse y toma contacto con Alejandro Fuller.Y el relato continúa

"Llegamos al cuartel siempre con el Teniente de Artillería, estando dentro del cuartel yo me hice para atrás diciéndole siga ya vuelvo y entonces me fui con un primero de policía, llegué a una esquina me desmonté y le entregue el caballo al primero y me fui donde la señora del Sargento Garrido del Granaderos, también gobiernista. Por esta señora supe todo lo que había pasado en la noche anterior, en la forma que se habían ido las fuerzas de gobierno y también supe de un accidente desgraciado que le había sucedido al Sargento Mayor del estado Mayor señor Fuller, este señor al tiempo de la partida se dio una vuelta de a caballo tan feroz según me dijeron que en el acto quedó arrojando sangre, por lo que se vio obligado a quedarse en un hotel de Tacna, yo en tanto supe esto me fui a saber de él y para ver que medidas podía tomar con respecto a mi situación.

El me hizo varias observaciones sobre lo que pensaba hacer para no caer en poder enemigo, yo le dije que a toda costa me iba a Sama o me embarcaba para Valparaíso, el me dijo que en una hora más llegaban las fuerzas de la oposición y que Canto le colocaría en estricta incomunicación y que por lo tanto ya no sería fácil poder verlos más y me despedí de dicho jefe recibiendo de él 50 pesos en dinero, más instrucciones para que se me entregará una mula que le pertenecía a él y que estaba en el cuartel de artillería una montura y víveres que él tenía en el hotel. Es todo lo que pude conseguir por que en ese momento llegó el primer convoy conduciendo las primeras fuerzas de la oposición que ocupaban el territorio tacneño dejado por nuestras fuerzas ……..

El interesante relato continúa:

……… a un lado de la estación, estaba un oficial de policía montada en una mula y el capitán dijo llévenlo al cuartel, luego nos pusimos en marcha y una vez en el cuartel se me entregó a la guardia incomunicado, se me hizo entrar y se me colocó al final de un corredor sentado en un cajón con centinela de vista, yo pensaba que la cosa era tan seria, que cuando quise levantarme, ya que el dolor era insoportable, el centinela me indicó que no podía moverme, tuve que sentarme y permanecí inmóvil como 2 horas más, hasta que por fin una voz dijo que lo pasen a la mayoría y luego se presentó el cabo de guardia indico al centinela que me condujera a la mayoría, allí estaba el mismo capitán que me había mandado de la estación más un Teniente y un Alférez estos eran comandante de policía el primero y su ayudante, luego el comandante me dijo entregue ud la correspondencia de Fuller a lo que yo conteste, no se que es eso de Fuller, no sabes que es un Sargento Mayor y está enfermo en Tacna, yo conteste que no lo conocía, entonces éste me dijo no eres militar, yo comprendiendo que estaba todo perdido ……….."

Este relato nos cuenta como estando herido, fue tomado prisionero por las fuerzas dirigidas por Estanislao del Canto, quien había sido su jefe en el estado mayor algunos años antes en el combate de Tacna. Otro antecedente lo encontramos en "Chile: Páginas de historia: La revolución y la condenación del Ministro Vicuña, (Rafael Balmaceda, 1893), en donde se indica textualmente:



"Cuando llegó la noticia del hundimiento del «Blanco Encalada», los prisioneros se encontraban en la cárcel pública de Tacna, menos yo, que acaba de ser embarcado en Arica á bordo de la «O'Higgins». La ira producida por aquel acontecimiento pasa de los límites de toda exajeración.
Fueron los primeros encerrados en una pieza de cuatro metros cuadrados, en la cual habían cuatro catres de fierro, sin colchón ni ropa de cama, lo cual era un estorbo en vez de comodidad, y allí permanecieron varios Días. Materialmente no había espacio para que cupieran todos tendidos en el suelo, de manera que soportaban por turno el suplicio de mantenerse en pie. Varios centinelas los vijilaban con orden de hacer fuego al menor ruido ó movimiento, así es que todos permanecían silenciosos, comunicándose por miradas sus tristísimas impresiones.
Se les notificó que serían pasados por las armas y contaban las horas y los momentos con el afán de una creciente agonía. Se les impidió que tuvieran más ropa que la insuficiente que llevaban puesta, y ésta era la misma con la que meses atrás se les había tomado prisioneros.

Mis compañeros fueron divididos en dos categorías: la de los jefes, á quienes se clasificó de culpables, y la de los oficiales, á los cuales se les denominó inconscientes.

Sufrieron aquel martirio inquisitorial los siguientes jefes, cuyos nombres anoté en memoria de aquel acto de incalificable barbarie: «Riquelme, Jiménez, Valdivieso, Ramírez, Romo, Aguajeo, Tinsler, Valenzuela, Miranda, Villanis, Alveal, Robledo, Vivanco, Espinosa, Blanco.
Mis compañeros fueron divididos en dos categorías: la de los jefes, á quienes se clasificó de culpables, y la de los oficiales, á los cuales se les denominó inconscientes.

Sufrieron aquel martirio inquisitorial los siguientes jefes, cuyos nombres anoté en memoria de aquel acto de incalificable barbarie: «Riquelme, Jiménez, Valdivieso, Ramírez, Romo, Aguajeo, Tinsler, Valenzuela, Miranda, Villanis, Alveal, Robledo, Vivanco, Espinosa, Blanco.

La noche del 23 al 24 de julio será para mis compañeros de cautiverio y para mí de eterno recuerdo.

Nos encontrábamos á bordo del «Abtao». El teniente 1° don Florencio Guzmán había desembarcado y los prisioneros estaban bajo la custodia y responsabilidad de su segundo, el teniente don Julio Bari.

A eso de las nueve de la noche se hallaban reunidos en la cámara del comandante, el capitán de corbeta don Víctor Donoso, que era aquel dia jefe de bahía, el teniente Bari, el guardia marina Abasólo y el contador Calvo. Dos botellas de coñac colocadas sobre la mesa aumentaban la animación de los nobles marinos.

Pasadas las primeras espansiones (nombre que hoy se da á todo pensamiento bastardo ó á todo acto infame) se convino entre ellos en constituir un consejo de guerra y juzgar A los prisioneros. El momento no podía ser más oportuno: era el tercer aniversario mensual del hundimiento del «Blanco».

Nosotros, entretanto, tendidos en la cama y comedor de guardias marinas, en número de más de cincuenta, sin ropa de cama y sin abrigo, procurábamos conciliar el sueño, ajenos á la trama miserable que en contra nuestra se estaba urdiendo.

La ronca voz de Barí se hizo oir á eso de las nueve y media, más ó menos.

Capitán Toro, suba á la cámara. El aludido era el capitán de fragata don Policarpo Toro, quien había sufrido largos meses de absoluta incomunicación, sin que el compañerismo profesional le hubiera servido de resguardo para ahorrarle rigores y humillaciones. Al cabo de algunos minutos volvió Toro, refiriéndonos la escena que tenía lugar en la cámara.

Se le preguntó si insistía en sus ideas políticas y como respondiera afirmativamente, se le dijo que tendría que cargar con las consecuencias de su empecinamiento.

Llamados después el comandante Cervantes y yo, fuimos conducidos por Bari y algunos marineros á los pañoles de popa, que están en el departamento donde duerme la tripulación.Cuando estuvimos encerrados oimos que Bari decía a los marineros: « estos son los autores del hundimiento del «Blanco» los asesinos de los marineros de la «Guale» Esta noche deben ser todos castigados.»

Una gritería infernal fué la respuesta.
Hubo escenas desgarradoras
Al cabo de un rato oimos nuevamente la voz de Bari que ordenaba atar al prisionero don Roberto Zamorano y en seguida decir á un cabo: Va usted á matar á ese miserable. Azótelo sin piedad. Durante largo rato solo se escuchó el terrible ruido del látigo y los gritos lastimeros del flajelado, interrumpidos por las imprecaciones de Bari, que no cesaba de incitar al cabo para que apretara más la mano.

Cuánto tiempo trascurrió? No podría decirlo. Lo que puedo asegurar al Tribunal es que al dia siguiente he visto las profundas heridas producidas por los azotes y ellas causaban horror al ánimo más entero. Literalmente el infeliz tenía los huesos de las asentaderas casi al descubierto!

Recibió ciento diezinueve azotes, con un cable torcido y mojado con agua de mar!

La violencia del dolor le arrancaba jemidos atroces.

Entonces Bari, para hacerlo callar: tomó una cabilla y, colocándosela en la boca en forma de mordaza, por su propia mano, mientras afirmaba una rodilla en la parte posterior del cuello, tiró con fuerza hacia atrás y lo ató con un cordel. Los tirones fueron tan recios que dos dientes se quebraron y otro cayo de raiz, mientras las encías y los labios se despedazaban y llenaban de sangre!

En seguida fué arrojado á un pañol de cadenas, junto con el mayor don Alejandro Fuller y se les dejó caer encima una tetera con agua hirviendo. Allí permanecieron hasta la mañana del dia siguiente.

Posterior a la guerra civil de 1891, y después de haber pasado largos años en el norte del país, don Alejandro Fuller Jofré retornó a la ciudad de Santiago en compañìa de su mujer, doña Josefina Santos Tellechea, hija de Don Pedro Antonio Santos y doña Elena Tellechea Vásquez, con la cual no tuvo descendencia.

Don Alejandro falleció en la ciudad de Santiago. La fecha de su defunción no está clara, sin embargo en documentos de transacciones comerciales del año 1900, ya consta la viudez de su mujer doña Josefina Santos.

4 comentarios:

  1. Muy interesante la vida de su antepasado. Estoy escribiendo un libro sobre el Combate de Topater, así que me es muy provechoso el blog. Sabe en qué Compañía de las 3 del 2° de Línea, que estuvieron en Calama, estaba ?

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  2. Muy interesante la vida de su antepasado. Estoy escribiendo un libro del Combate de Topater, así que me sirve mucho esta información.
    Sabe en cuál de las 3 Compañías del 2° de Línea, estaba ? Atte.

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  3. Muy interesante la vida de su antepasado. Estoy escribiendo un libro sobre el Combate de Topater, así que me es muy provechoso el blog. Sabe en qué Compañía de las 3 del 2° de Línea, que estuvieron en Calama, estaba ?

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  4. Muchas gracias por darnos a conocer la vida de este gran hèroe.

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